CDMX

La discriminación por el color de la piel, los rasgos físicos, la manera de hablar y de vestir es un hecho cotidiano en la sociedad mexicana, al igual que lo es en muchas partes del mundo. Los calificativos que la acompañan –indio patarrajada, naco, chaca y una larga lista- son muestra de cómo se atribuye a dichos rasgos físicos y culturales una serie de valores y cualidades; es decir, se piensa que es mejor ser de piel blanca que oscura, de nariz delgada y no ancha, hablar español y no nahuatl o maya.

Hablamos de racismo/hablemos de racismo, 2016 Instalación de video Idea y texto de César Carrillo Trueba Producción La Maga Films

 

De las distintas formas de discriminación propias del mundo contemporáneo, el racismo se distingue porque se basa en las diferencias que existen entre distintos grupos humanos cuyos rasgos han sido definidos como constitutivos de una raza –el color de la piel o la forma del cabello- y convertidos en signos de inferioridad o superioridad. Un ejemplo claro de esto es la sociedad estadounidense, donde la esclavitud se basaba en la idea de la inferioridad de los negros –considerados casi animales-, y una vez abolida, en 1864, ésta continuó por seguírseles considerando inferiores a los blancos –aunque ya no tanto como para hacerlos esclavos-, promulgando leyes que les impedían la entrada a sitios públicos, su acceso a la universidad y, hasta hace algunas décadas, los obligaba a ceder su lugar en el autobús si un blanco subía y no tenía donde sentarse. La desaparición de esas leyes no terminó con el racismo, que se tornó más sutil en sus formas institucionales pero muy intenso aún en sus manifestaciones sociales.

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2.16

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El término raza comenzó a ser usado ampliamente en las clasificaciones de los humanos en la segunda mitad del siglo XIX, justo a la par de la expansión europea por el mundo, cuando se formaron los imperios de las naciones más poderosas. Los atributos conferidos a cada una de ellas dan cuenta del sistema de relaciones establecido en esa época, en el cual los europeos se definían a sí mismos como la raza más civilizada, más evolucionada, la que habitaba en la región más propicia para la vida, en suma, la más perfecta; “los hombres más bellos y mejor hechos” dijera el célebre naturalista francés Buffon.

2.7.4Hipólito Salazar Alegorías de los 4 continentes, 1866 Litografía Acervo INBA/MUNAL
Hipólito Salazar Alegorías de Europa 1866 LitografíaHipólito Salazar Alegorías de los 4 continentes, 1866 Litografía Acervo INBA/MUNAL

 

2.7.2Hipólito Salazar Alegorías de los 4 continentes, 1866 Litografía Acervo INBA/MUNAL
2.7.3Hipólito Salazar Alegorías de los 4 continentes, 1866 Litografía Acervo INBA/MUNAL

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¿Cómo se establecían los rasgos con que se definía a una raza? Midiendo, cuantificando, generalizando por medio de estadísticas, separando y agrupando poblaciones al otorgar mayor peso a un carácter que a otro, como el color de piel o la forma del cabello. En este afán por dotar de bases científicas tales estudios comenzaron a aparecer métodos e instrumentos, “instrucciones para...”, que generaron vastos inventarios de tipos de nariz, color de ojos, tamaño de la cabeza, del cerebro y sus partes, pero también de comportamientos, formas de alimentación, moralidad, sistemas políticos y muchos otros rasgos culturales y sociales.

 

3.2Luis González Palma La mirada crítica, 1999 Plata sobre gelatina coloreada a mano Acervo Galería Sol del Río.

 

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La división de la humanidad por el color de la piel es la más común y difundida pero también la más arbitraria, ya que difícilmente se puede decir que los africanos son verdaderamente negros, los asiáticos amarillos, los europeos blancos, y peor aún establecer en dónde comienza y termina un determinado tono de piel, que es un rasgo continuo, y cuya apreciación exacta se dificulta por las condiciones de luz y su exposición al sol, entre otros factores. Si a ello añadimos el valor que se le atribuye a este rasgo, la supremacía del blanco por sobre los demás, la descripción y los juicios respecto de la piel de otros y la percepción de la propia, este asunto aparece en toda su complejidad.

 

5.5Autor desconocido Castas, siglo XVIII Óleo sobre tela Acervo Museo Nacional de Historia, Castillo de Chapultepec, INAH

El concepto de raza adquirió tal importancia a finales del siglo XIX y principios del XX, que tanto la interpretación de la historia como de la sociedad y su devenir se formulaban a partir de él. La manera como se estableció el mito fundacional de la naciente nación tras la Revolución Mexicana de 1910 se inscribe en esta línea de pensamiento y, al igual que muchas partes del mundo, se enfrentaban y complementaban dos visiones: una que elogiaba la pureza de raza y adjudicaba al mestizaje efectos nefastos -la que en Alemania llevó al régimen nazi-, y otra que veía en el mestizaje la manera ideal de elevar una raza por su mezcla con otra considerada más avanzada, esto es, mejorar una raza –es el caso de México.

6.1Humberto Limón Crisol de razas, 1975 Óleo sobre lienzo Colección Museo Soumaya


8.2I. Conquista y genocidio, 2016 Carbón y papel impreso sobre madera Colección César Carrillo Trueba (Facultad de Ciencias de la UNAM)
 
El racismo –al igual que la discriminación en general- implica un orden mental y un orden espacial. A ojos de los españoles que llegaron a América, los indígenas constituían un enigma: ¿acaso son humanos?, se preguntaban. Muchos lo ponían en duda, los veían más cerca de las bestias que de los humanos, era el caso del dominico Tomás Ortiz, quien escribió: “son incapaces de aprender [...] Dios nunca ha creado una raza más llena de vicios [...] Los indios son más estúpidos que los asnos y rechazan cualquier tipo de progreso”.

9.13César Rangel Tríptico civilizador II. El genocidio del pueblo yaqui, 2016 Carbón sobre papel impreso sobre madera Colección César Carrillo Trueba (Facultad de Ciencias de la UNAM)
El orden en una incipiente nación “Todos los habitantes de la Nueva España, sin distinción alguna de europeos, africanos ni indios, son ciudadanos de esta monarquía con opción de todo empleo, según sus méritos y virtudes”, estipula en 1821 el Plan de Iguala, sentando las bases de igualdad de la naciente nación mexicana. Sin embargo muy pronto surgen las dificultades para convertirla en realidad pues su idea de implantar el modo europeo de vivir, de ser, va a topar con una población mayoritariamente indígena -lo que se denominó como el “problema indio”, un estorbo para el llamado progreso.

10.20César Rangel Tríptico civilizatorio III. El racismo contemporáneo, 2016 Carbón sobre papel impreso sobre madera Colección César Carrillo Trueba (Facultad de Ciencias de la UNAM) El ideal de mestizaje impulsado por el régimen de la Revolución vio en la ciudad el sitio perfecto para su realización: un lugar en donde no habría más razas, ni indígenas ni blancos, todos ciudadanos mestizos, iguales. Como respondiendo a tal llamado de integración, de abandonar su cultura, lengua y modo de vida, muchos fueron los que, por la mala situación del campo, llegaron a ella en pos de empleo, de una vida nueva.

Los indígenas suelen ser representados de maneras muy específicas, entre lo pintoresco, el paternalismo, el folklor o en forma claramente desfavorable. Los no indígenas bajo parámetros distintos. ¿Qué sucede cuando ambos son representados de manera similar? Las barreras se desvanecen y resulta difícil saber quién lo es y quién no; se genera un distanciamiento tal, que no reconocemos a aquellos que vemos cotidianamente en nuestro entorno. Nuestra percepción queda liberada de los referentes que la atan. La igualdad emerge en el conjunto. Al romper con los clichés establecidos, la mirada de la artista dignifica a todos por igual. La discriminación no tiene más cabida. Es el principio de la abolición del racismo.

10.32Margot Sputo Indígena/no indígena, 2015-2016 Fotografía Colección César Carrillo Trueba (Facultad de Ciencias de la UNAM)

Proyecto y curaduría: César Carrillo Trueba (Facultad de Ciencias de la UNAM)

Coordinación: Natalia Gabayet y Delphine Kachadourian

Gestión: Daniela Cruz Benhumea, Delphine Kachadourian y Elena Coll

Asistencia especial: Josué Ramírez

Investigación y textos: César Carrillo Trueba (Facultad de Ciencias de la UNAM)

Investigación documental: Itzel Ávila y Elizabeth Balladares

Reprografía: Agustín Estrada

Impresión fotográfica: Agustín Estrada, Jorge López Imágenes vanguardistas

 

“Imágenes para ver-te. Una exhibición del racismo en México” Exposición en Museo de la Ciudad de México

Proyecto y curaduría: César Carrillo Trueba (Facultad de Ciencias de la UNAM)

Coordinación: Natalia Gabayet y Delphine Kachadourian

Diseño museográfico y construcción: Concepto M/ Salvador Quiroz

Gestión: Daniela Cruz Benhumea, Delphine Kachadourian y Elena Coll

Asistencia especial: Josué Ramírez

Investigación y textos: César Carrillo Trueba (Facultad de Ciencias de la UNAM)

Investigación documental: Itzel Ávila y Elizabeth Balladares

Reprografía: Agustín Estrada

Impresión fotográfica: Agustín Estrada, Jorge López Imágenes vanguardistas

Apoyo museográfico: Adriana Rodríguez, Julio Márquez, Enrique Cuevas, Carlos Niembro, Roberto Montiel

Movimiento de obra: MOVART, Córdoba Plaza

Equipo montaje: José Luis Almaraz, Diego Álvarez, Jaime Castañeda, Enrique Díaz, Iván Gómez, Javier Razo, Aurelio Ríos, Zaida Ríos, Joel Rojas

Museo de la Ciudad de México

Director: José María Espinasa Yllades

Coordinación general: Josué Ramírez

Administración: Carla Chiquillo

Asistentes de administración: Naim Mercado y Carlos Hurtado

Gestión de exposiciones: Brenda Luna Lobato

Curaduría e investigación: Luisa Barrios

Museografía: Antonio Cortés

Diseño e imagen: Luis Delgado

Comunicación social: Viviana Martínez

Registro y control de obra: Celia Zepeda

Asistente de registro y control de obra: Gerardo Carro

Coordinación operativa: Jaime Varela

Programación: Ivonne González

Asistente de dirección: Silvia Corro

Asistente de investigación: Judith López

Servicios educativos: Carlos Vázquez, Marisol Santos, Roberto Solís, Nelly López, Gabriela Santillán, Martha López, Javier Nieto, Argelia Romero y Oscar Quiroz Rodríguez