De las distintas formas de discriminación propias del mundo contemporáneo, el racismo se distingue porque se basa en las diferencias que existen entre distintos grupos humanos cuyos rasgos han sido definidos como constitutivos de una raza –el color de la piel o la forma del cabello- y convertidos en signos de inferioridad o superioridad. Un ejemplo claro de esto es la sociedad estadounidense, donde la esclavitud se basaba en la idea de la inferioridad de los negros –considerados casi animales-, y una vez abolida, en 1864, ésta continuó por seguírseles considerando inferiores a los blancos –aunque ya no tanto como para hacerlos esclavos-, promulgando leyes que les impedían la entrada a sitios públicos, su acceso a la universidad y, hasta hace algunas décadas, los obligaba a ceder su lugar en el autobús si un blanco subía y no tenía donde sentarse. La desaparición de esas leyes no terminó con el racismo, que se tornó más sutil en sus formas institucionales pero muy intenso aún en sus manifestaciones sociales.
El racismo prevaleciente en Estados Unidos nos sirve como una referencia para identificar varios de sus rasgos más evidentes: la segregación en que viven los afroamericanos, la desigualdad ante la justicia (las cárceles están llenas de ellos), la violencia policíaca en su contra, la violación de sus derechos humanos más elementales, la baja calidad de las escuelas de los barrios en que viven, la falta de oportunidades para obtener un empleo, mayores obstáculos para el desarrollo personal, y la manera como son vistos, las características que se les atribuyen: violentos, perezosos, conflictivos, tontos, como se puede ver con por lo general en el cine, cuando no simplemente asignados a papeles secundarios. Dos destinos para personas de una misma nacionalidad, que comparten un mismo territorio.
Un fruto extraño
José Clemente Orozco Linchamiento, 1930 Litografía Acervo INBA/MACGUn rasgo fundamental del racismo es la desigualdad ante la justicia. El linchamiento, comúnmente practicado como forma de hacer justicia en los poblados del sur de los Estados Unidos, es ilustrativo por la cotidianeidad con que se efectuaba. Ante algún delito, la comunidad enardecida, blanca, con gran facilidad lo adjudicaba a un afroamericano y, con igual presteza, lo latigueaban, lo colgaban, lo quemaban. Era un espectáculo público al que asistían niños incluso. La imagen de afroamericanos colgando de un árbol –fruto extraño, dice una canción interpretada por Billie Holiday-, circulaba por el país en postales enviadas por correo.
Hasta entrado el siglo XX, los mexicanos que vivían en Estados Unidos y que sufrían de racismo, como hasta hoy, también fueron víctimas de dicha práctica -hay fotografías testimoniales. Los afroamericanos lograron detenerla por completo gracias a su organización en distintos movimientos sociales, procesos en la corte de justicia e innumerables protestas. La lucha por los derechos civiles, por el acceso a las universidades, por la igualdad ante la justicia y en otros ámbitos vivió su auge en los años sesentas bajo el liderazgo de Martin Luther King Jr., asesinado en 1968, y no ha cejado hasta nuestros días. El movimiento Black Lives Matter (Las vidas de los negros importan) es muestra de la vigencia de las demandas por la igualdad, de la necesidad de combatir a fondo el racismo existente en la sociedad estadounidense.
Mauricio Gómez Morín Letrero de segregación en Estados Unidos, s.f. Acrílico y chapopote sobre madera Colección César Carrillo Trueba (Facultad de Ciencias de la UNAM)
Ernest Whiters, I am a man, sanitation workers strike, 1968, Impresión digital, Ernest Whiters Collection.
Stephen Caton, Black lives matter, 2015, Impresión digital.
Mauricio Gómez Morín Letrero de segregación en Estados Unidos, s.f. Acrílico y chapopote sobre madera Colección César Carrillo Trueba (Facultad de Ciencias de la UNAM)